Sin oscuridad no hay luz

Cuando volvía de Soria he visto un atardecer increible. Castilla no tendra otra cosa pero cielos... El color del cielo era una mezcla de naranja y violeta que se fundían con las hojas verdes de las viñas que pronto haran correr la sangre de esta tierra. Sus vinos.

Pero a lo que iba, esta mañana leí las palabras que me había escrito un gran ídolo mio desde que la vi por primera vez en televisión hasta hace poco con sus monólogos y ahora todavía, después de sus ánimos más. Me hubiese encantado poder ir a verla donde fuera pero vivir en un pueblo limita mucho culturalmente. No son excusas, algún día lo intentaré.

El caso es que sus palabras se han convertido en hecho esta misma tarde. Venía yo somnoliento en el autobús, cuando he corrido la cortinilla para observar el paisaje. Una luz anaranjada se colaba por entre los cristales del colectivo (me encanta esta palabra) mientras veía como Sol desaparecía en el horizonte. Me di cuenta de que pronto llegaría la noche, oscuridad, pero el cielo no se quejaba sino que estaba alegre y contento, los colores lo decían todo. HASTA MAÑANA.

-Sin oscuridad no hay luz.- Me ha dicho mi ídolo. La noche no sería sino el comienzo de un nuevo día en el que Sol volvería a salir. Luchando. Sufriendo con las nubes por dejarse ver.

Yo o quiero apagarme, quiero seguir buscándo y luchando como Sol. Todo para poder vivir algo tan bonito como ese atardecer junto a ti, donde estés.
No atardece en mi corazón, sino que la luz empieza a abrirse paso.
Merece la pena luchar.

Amanezco.