martes, septiembre 13, 2005

Esa noche de alcohol

Todo comenzó a causa del alcohol, como siempre. Todas las noches de viernes, sábado o fiestas de guardar la nube etílica cegaba su cabeza. Alcohólico recreativo le llamaban, cosa que le hacía sentirse orgulloso, al menos podía controlar un aspecto de su vida, no beber a diario. Por lo demás todo su mundo era un completo desastre, sumergido durante los fines de semana en una confusa bruma se jactaba delatante de conocidos o amigos de copas, de lo exitoso y feliz que era entre semana, pero realmente todo era un yo creado para no caer en la depresión propia de sus continuas borracheras y noches de farra.

Esa noche, viernes para ser más exacto, pero realmente esto no es importante ya que hubiera podido ser otra cualquiera, tenía una cena con unos antiguos amigos que hacía tiempo que no veía. La excusa perfecta para otra noche de acción.

Tras los abrazos y recordatorios de tiempos pasados comunes, y quién sabe si mejores se percató, ahí estaba su compañero de fatigas más añorado, inmóvil, reposando sobre la mesa entre los platos exóticos que habían preparado los asistentes al guateque.

Las caras de la gente no le importaban, tampoco que hablasen en lenguas de procedencia aún desconocida. Su eterno compañero se uniría a él en una de las conversaciones más íntimas y egoístas posibles. A solas, y sin nadie que pudiera molestar o interrumpir, en un tú a tú infinito.

El tiempo pasaba, pero a él le daba igual. Todo estaba saliendo perfecto, hasta que pronto todo el mundo iba abandonándolo, dejándolo de lado y hasta olvidándose de que seguía ahí.

Al final acabo siguiendo a la masa de personas que lo rodeaban, muchos de ellos no había podido conocer. No le importaba mucho ya que con ellos sólo buscaba una compañía ficticia, el calor humano de sentirse rodeando aunque fuera por extraños.

A mitad de la noche decidió que tal compañía no le era suficiente, que estaba cachondo y un polvo ahora no le vendría nada mal. Se despidió de todos con las promesas de otro encuentro y se dirigió al antro donde seguramente pillaría alguien para llevarse al baño y saciar su ansia de sexo.

Apoyado en una pared, tratando de mantenerse en pie al ritmo de una música que realmente no sabía apreciar, aunque todo el mundo pareciera estar bailando el último baile de sus vidas y disfrutando al máximo de esos sonidos electrónicos, muchas veces arrítmicos, alguien se le acercó. No buscaba nada en especial, iba a ser sólo un polvo así que le miró de abajo a arriba para que se percatara de que estaba interesado en él y se detuvo al llegar a sus ojos. Algo pasó, algo no previsto que lo dejó por unos instantes sin respiración y hasta posiblemente le paró el corazón.

Aquel hombre realmente le parecía atractivo. Pero pronto se dio cuenta que como siempre el alcohol produce ciertas alucinaciones no podía fiarse, si lo viera al día siguiente quizá hasta le parecería horrendo.

Comenzaron con la consabida presentación, los respectivos intercambios de besos y pronto se vieron unidos en un abrazo apasionado propio de una telenovela vespertina pasando de repente a una escena de cualquier película porno.

Nada acabó como esperaba, la siguiente escena no se produciría en el baño como él hubiera supuesto, y quizá deseado. Acabaron hablando y descubriendo que tenían cosillas en común.

Se dio cuenta de que el alcohol no le dejaba controlar la situación cuando ambos estaban anotando sus números de móvil. Pero qué hacía, sólo quería un polvo y ahora estaba quedando para la siguiente semana con él.

La sangre de Baco le había jugado una mala pasada. Al menos todo acabaría al día siguiente cuando se levantará con un dolor de cabeza infernal y un dolor de estómago imposible de calmar, o eso creía.

Durante la siguiente semana las llamadas se sucederían una y otra vez. Asustado al principio no sabía como reaccionar al oír su voz. El miedo lo atrapó cuando una tarde se descubrió marcando su número. Tenía ganas de hablar, quería verlo y tomar algo juntos. Pero sólo había un problema, no vivían en la misma ciudad, el mismo problema de siempre. Tenían que esperar al menos cuatro días para poder charlar cara a cara. Otro miedo le sobrevino, se tendrían que ver durante el fin de semana y seguramente no podría refrenar sus ansias de alcohol. El sábado llego y se encontraron, a esas horas ya estaba algo bebido pero intentó contenerlas y sustituirlas por la compañía de su nuevo amigo. Algo se estaba encendiendo, sentían algo el uno por el otro pero ninguno de los dos se atrevía a expresarlo.

Tuvo que volver a su ciudad, pero las llamadas se volvieron diarias. Tras un par de encuentros más volvieron a verse, pero algo había cambiado.

Nunca había sabido controlar sus impulsos, no solía pensar en nadie y siempre tomaba decisiones precipitadas de resultados impredecibles. Se iba a vivir a otro país, en cierto modo el alcohol del suyo ya no era suficiente, y se lo comunicó a su amigo con tan solo dos días de antelación. El ahora no tan extraño le confesó sus sentimientos hacia él, no podía marcharse de ese modo y dejarlo sin ninguna explicación, pero su única contestación fue que el no estaba hecho para querer. Sus evasivas solían causar más daño que comprensión, pero era una táctica que había desarrollado con la experiencia. Para qué sufrir durante un tiempo prolongado si podía acabar con todo haciendo más daño aún. Una estocada limpia y mortal que acabase rápido con todo lo conseguido.

Y así acabó todo hasta ayer. Un año sin saber nada él uno del otro, sólo algunos encuentros esporádicos.

Pero hay espinas que nunca salen y que permanecen ahí para siempre.

Ayer nos volvimos a ver, y volví a sentir la misma impotencia que hace un año. Me voy el jueves a otro país, la historia se repite. El dolor de volverlo a dejar pasar es demasiado fuerte. Realmente has sido una persona que he querido mucho, y que siempre querré.

Sabes porque hice todo lo que hice y no me siento orgulloso.

Como tú dijiste me quedo con los momentos que vivimos juntos, son sólo nuestros.

Te echaré de menos, Oscar.

4 Comments:

At 12:21 p. m., Blogger Tony Tornado said...

Primero, ahora te leo!

 
At 12:24 p. m., Blogger Tony Tornado said...

Joooooooooo, qué fort el post!

QUE TENGAS BUEN VIAJE; Miguelón, ya se te echa de menos...

¡Un bikachus enorme!

 
At 12:50 p. m., Anonymous Anónimo said...

hubo una epoca en que me pasaba siempre lo mismo, siempre que alguien me gustaba algo y era mas menos correspondido... yo me tenia que ir a otro lugar.... dicen que eso me marco...

pero no lo pienes asi cariño!!! ya sabes eso de si va a salir saldra de todas maneras!!!

un besazo enrome y vete buscando un salon grande YA!!!

 
At 5:15 p. m., Blogger Diego Bériot said...

Igual que Tony...

YA TE ECHAMOS DE MENOS...

Informanos... que tienes un año maravilloso por delante, ya verás...

 

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