Mi soledad

Uno se pregunta si realmente sirver para querer. O mejor aún, si uno sirve para que le quieran. Yo hasta hace poco creía que no servía para ninguna de las dos cosas. Me decía: el amor... sentimiento, necesidad, invención... Pero desde que una persona toco mi corazón todo cambió. Me veo capaz de querer a alguién. Pero mi principal problema ahora es si yo estoy preparado para que me quieran.
Después de no saber nada del francés durante todo un fin de semana, me decidí a llamarlo por telefono. Le había mandado algún sms al móvil y no me contestaba. Un para de correos y tampoco. Qué podía haber pasado para que no se dignase a contestarme. Pues me explicó que un árbol se había caido y había inhabilitado la línea de teléfono, por lo tanto se quedó sin internet, además no había recargado el móvil y no podía contestarme a los sms.
Me calmó oir su voz, todo lo que había pensado sobre él había sido pura invención mia. El problema está en que yo no puedo obligar a nadie a quererme, y más si no sé si merezco que me quieran. Cuando le dije que ya no iba a San Sebastián me preguntó que por qué. Me dolió decirle que porque me voy de fiesta a Madrid, pero también le dije que no estaba muy seguro de si a él le apetecía verme. Me dijo que sí, que si le apetecía. Qué cuando yo fuera, quería usar todo el tiempo para estar conmigo. Se me iluminaron los ojos. A uno siempre le gusta que le digan cosas bonitas, que se preocupen por ti es lo más importante.
Con esto quiero decir que soy un inseguro, no confío en mi mismo. Ahora sólo espero el día en el que suba a verlo, y me enseñe la ciudad, a solas. Y en algún momento me abrace, me arrope con sus brazos y me regale un beso. Que yo también le regalaré, más tarde, a solas. Cuando la soledad se encuentre con nosotros, juntos, sin nadie más alrededor, sin nada más. Y entonces yo me de cuenta de que en realidad, merece la pena amar y ser amado.