Desde Cataluña al vacío

Ya estoy aquí de nuevo, recién llegado de mi aventura catalana. Como siempre Barcelona lo mejor, pero esta vez pude descubrir la Cataluña profunda y ver pueblos del interior. Sin duda lo mejor del viaje la comida, ya sea porque la preparabamos nosotros o porque nos ibamos a unos restaurantes de lo más.
El primer día anduvimos por el Born, según Dani mi amigo, este barrio está resurgiendo, a mí me gustó mucho, está lleno de bares, restaurantes y tiendas. Tiene un ambiente algo bohemio.
Al día siguiente fuimos a la Garriga, un pueblecín cerca de una montaña con nombre catalán muy famosa que ya no me acuerdo. Comimos en un italiano super bien, en un futuro seguro que vuelvo. En la ciudad sólo estuvimos el sábado por la tarde y pasamos la noche. Visita a las zonas típicas, aunque yo Barcelona me lo conozco bien, sobre todo el centro y pasaba de hacer turismo. Fuimos con unos amigos de Dani y otra gente que luego se unió a nosotros. Fue una noche ecléptica, del bar del Espanyol C.F. nos fuimos a la Oveja Negra, a la grande para quien haya estado y conozca las dos. Y más tarde a Razzmatazz, pedazo discoteca, acojonante, varios ambientes, 5 salas, la gente supermaja, lo cubatas supercaros... pero es lo que hay. Cuando salimos de la discoteca me puse a jugar al fútbol con un belga. Me caí, tengo las manos llenas de agujeros y las piernas llenas de moratones... Por la mañana fuimos a desayunar a un sitio en el que ponían una bollería super rica. ÑAM ÑAM.
La vuelta como siempre cansada.

Pero ahora me veo aquí en Soria. Con un frio que es inexplicable, y tengo una especie de Jet Lag. Pero no es físico, es mental. Me encuentro vacio, solo, y hastiado. Siento como que en mi vida no hay una meta. Todo lo que he hecho hasta ahora no me ha servido de nada. No sé como explicar mis sentimientos ahora mismo. Pero estoy cansado, cansado de la carrera, cansado de Soria, cansado de mis compañeros, cansado de mis amigos, cansado de mí, y sobre todo de mi vida. Necesito un desconexión total del mundo. De mi mismo. Como una cura espiritual, que me dejase bien limpio. No tengo fuerzas, como decía mi Lolita (Gilda), las energías se me han agotado. Ahora te comprendo, cuando me explicabas como te sentías.
No sé que hacer, llegaré a casa y me encerraré en la habitación, no me apetece hablar con nadie. Menos mal que tengo esta vía de escape que me permite, en cierto modo, desahogarme.

He empezado hoy un seminario sobre las mitologías del imaginario Japonés. Mi sueño sería aprender Japonés, y poder llegar a ser traductor. Vivir allí una temporada. Conocer la cultura desde dentro etc. Pero siempre es lo mismo, me doy cuenta de que nunca lo conseguiré, que seguro lo abandonaré. Al seminario ha venido un chico japonés que tocaba la guitarra española, era otra de mis pasiones que acabé abandonado, dejando de lado. Todo lo dejo de lado, mis sueños, mis deseos, mis amores, a la gente que quiero, y a mi mismo.
Necesito un ilusión. Ahora no tengo ninguna que me pueda ayudar.